domingo, 4 de febrero de 2018

Las infinitas ganas de explorar



Las infinitas ganas de explorar


Incertidumbre,
o algo parecido al miedo y al hambre
se apodera de a poco de esta alma

Todo pasa al ver esa selva:
ondulada,
aleonada y fresca;
intransitable y salvaje,
intrigante.

Ah, si. Esos cabellos tuyos.

Tienen vida y se mueven.
Respiran miradas como la mía
y exhalan torrentes irresistibles y cautivantes.

Podría ser fácilmente devorado
hasta el último latido,
por ese hipnótico sonido a Edén enredado

Podría fácilmente desaparecer
entre la jungla y tus manglares
y jamás reencontrarme otro instante de lucidez

Podría hasta caer rodando,
y ahogarme en el océano intenso de tu piel.

Debo correr. Esto es peligroso, no debo quedarme. Debo cerrar mis ojos

Ah, si. Todo por esos cabellos tuyos.

Cabellos que tienen poder, y dominan.
Que derraman a tu alrededor verdes sombras, y brisas
bajo el intenso deseo
de la pregunta que surge curiosa,
y de la tentación de intentar tocar,
o respirarlo
y desenterrarlo.

Podría fácilmente ser consumido por su calor,
y dejar de ser tan solo un río de trópico ardiendo,
girando y girando por tu nuca y tu cuello.

Podría fácilmente abandonarme en sus aromas eléctricos.
Ser capturado en su magnética humedad;
y dejarme arrastrar hasta su núcleo: mágico, mítico;

rítmico, energético, irradiante

Oh, no. Ay no, rayos.
¡Ah, Cresta!

He sido atrapado

.-.

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