<<... Atrévete, quémame ahora, entra en mi canto, sube por mis venas, sal por mi boca. Ahora sabes que no puedes conmigo: yo te convierto en canto, yo te subo y te bajo, te aprisiono en mis sílabas, te encadeno, te pongo a silbar, a derramarte en trinos, como si fueras un canario enjaulado...>> (Oda al fuego, Pablo Neruda).
domingo, 4 de febrero de 2018
Las infinitas ganas de explorar
Las infinitas ganas de explorar
Incertidumbre,
o algo parecido al miedo y al hambre
se apodera de a poco de esta alma
Todo pasa al ver esa selva:
ondulada,
aleonada y fresca;
intransitable y salvaje,
intrigante.
Ah, si. Esos cabellos tuyos.
Tienen vida y se mueven.
Respiran miradas como la mía
y exhalan torrentes irresistibles y cautivantes.
Podría ser fácilmente devorado
hasta el último latido,
por ese hipnótico sonido a Edén enredado
Podría fácilmente desaparecer
entre la jungla y tus manglares
y jamás reencontrarme otro instante de lucidez
Podría hasta caer rodando,
y ahogarme en el océano intenso de tu piel.
Debo correr. Esto es peligroso, no debo quedarme. Debo cerrar mis ojos
Ah, si. Todo por esos cabellos tuyos.
Cabellos que tienen poder, y dominan.
Que derraman a tu alrededor verdes sombras, y brisas
bajo el intenso deseo
de la pregunta que surge curiosa,
y de la tentación de intentar tocar,
o respirarlo
y desenterrarlo.
Podría fácilmente ser consumido por su calor,
y dejar de ser tan solo un río de trópico ardiendo,
girando y girando por tu nuca y tu cuello.
Podría fácilmente abandonarme en sus aromas eléctricos.
Ser capturado en su magnética humedad;
y dejarme arrastrar hasta su núcleo: mágico, mítico;
rítmico, energético, irradiante
Oh, no. Ay no, rayos.
¡Ah, Cresta!
He sido atrapado
.-.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué te pareció?