jueves, 1 de noviembre de 2012

Abstencionismo: o la interpretación de otra expresión


El ánalisis estadístico es claro. Más del 50% del electorado posible en Chile NO fue a votar. Datos que fácilmente pueden ser extraídos de la prensa, indican que en realidad la cifra puede ser redondeada en el 61% de abstención.

A partir de esta sola cifra, se puede especular acerca de la real representatividad de las autoridades elegidas, además de los significados e interpretaciones que se pueden hacer de los triunfos y derrotas, así como de las actitudes, expresiones y opiniones de la dualidad abstención/participación.


Del cambio
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Siendo sincero, yo nunca he sido partidario de la inscripción automática y voto voluntario. Yo me inscribí voluntariamente y acepté desde ese momento la obligatoriedad de ese acto a perpetuidad. Estaba dispuesto a ser participe de un sistema, el eleccionario, el cual siempre ha estado lleno de contradicciones. No se escogen pues programas ni ideas, sino refractarios reflejos de representatividad, o dicho de otro modo, personajes que interpretan y/o se aproximan a los ideales de cada uno. Sin embargo, la participación ya era relativamente voluntaria en ese aspecto, y se podía medir un interés relativamente real (excepto en los casos de jóvenes que eran obligados a inscribirse para ser parte de alguna institución de las FFAA y de Orden).

En cambio, la inscripción automática y el voto voluntario plantea la posibilidad de la dispersión y de "la paja". Soy crítico y pesimista respecto de la humanidad y del "carácter chileno", si existe tal cosa. Y al "chileno" como tipo ideal, es necesario presionarlo para que funcione, de lo contrario, preferirá siempre "tirarselas". Sobre todo sus jóvenes. Sospechaba ya desde hace mucho, que este escenario se daría en este tiempo. La abstención, la posibilidad de la paja, todo eso se hizo una realidad de la cual ahora hay que buscar la interpretación más adecuada.

De las interpretaciones al abstencionismo.

Antes yo también era de los que pensaba: "si no votas, no opines". Creo que antes tenía mucho más sentido esa frase, cuando la posibilidad de entrar al juego electoral era voluntario y no inevitable como ahora. Antes existía la posibilidad de estar al margen del sistema voluntariamente, y allí cobraba sentido el "si no participas, no opines", sobre todo en relación al accionar de los famosos políticos. Hoy, sin embargo, es inevitable estar dentro de este sistema. Nos atraparon a todos, por así decirlo. Pero la regla del juego es que ahora el acto de votar es voluntario. Es decir, el voto hoy es una acción que está libre de otras acciones impositivas (o de coacción a la reciprocidad), por lo que el "abstenerse" es en realidad algo permitido. Es, en definitiva una forma válida de expresión política. El problema es que esta expresión no tiene aún un cuerpo definido. No sabemos, sino que especulamos el significado de la abstención. No sabemos cómo encauzar, cómo definir, cómo interpretar, cómo representar esta nueva forma de expresión. ¿Descontento? ¿Paja? ¿Desinterés? ¿Falta de tiempo? ¿Miedo? ¿Desinformación? ¿Desencantamiento? ¿Falta de Educación Cívica? Nadie lo sabe en su generalidad.

Hoy, me parece que el "si no participas, no opines" carece de sentido, puesto que todos ya participamos del juego electoral por el sólo hecho de tener 18 años. LA ABSTENCIÓN ES PARTICIPACIÓN. Es también una forma de expresión, válida incluso en el parlamento, o en las votaciones de Asambleas estudiantiles. Sea por el motivo que sea, hay una opinión, la cual posee tantos matices como ciudadanos que no fueron a votar. El desafío de los analistas, de los políticos y de los ciudadanos mismos es descubrir en qué consiste esa opinión.

Y como toda opinión, esta puede ser contraargumentada y, por decir algo, convertida.


A falta de algo más de un año para la siguiente elección, el esfuerzo debe estar centrado en el campo de reconocer los diferentes matices de esta nueva opinión y contrarrestarla vía argumento y programa.