jueves, 26 de julio de 2012

Así que ahora somos menos pobres: NO todo lo puedo en el consumo


Fresquitos están los datos que nos señalan cómo es que Chile crece, tiene empleo, y muy importante - para el Gobierno - está sacando a sus hijos de la pobreza.

Seré honesto: No entiendo ni una palabra de los aspectos técnicos que sustentan la medición, y tiendo a creer la crítica acerca de justamente esos aspectos, por lo que pienso que sus datos están viciados.

Sin embargo, a favor de los datos CASEN, puedo decir que los creo; que es posible que hayan menos pobres o menos pobreza, siempre en relación a la medición realizada.

Sin embargo, hay un factor que una vez más destacaré en este blog: la dimensión cultural, y también la dimensión educacional a la hora de analizar tanto los índices de pobreza, como la caracterización de la pobreza. Es un tema que también podríamos llamar de 'mentalidad', en palabras menos técnicas, y que tiene que ver con el qué consideramos pobreza, y con la pregunta sobre qué es la pobreza realmente. Al respecto, hay toneladas de literatura que analiza ambas preguntas, incluso desde la Biblia; también hay literatura respecto a nuestra propia realidad actual.

Y la pobreza tiene mucho que ver con el consumo, aunque no me guste reconocerlo, pero es inevitable no hablar del fenómeno socioeconómico del consumo como dimensión obvia de la pobreza, puesto que como problemática, está conectada con el tipo de economía que se desarrolla en el contexto referido. Sin embargo, el consumo en mucho más que una herramienta técnica, más que un elemento conceptual, y como fenómeno social, tiene mucho más que ver con aspectos culturales, sociales, políticos y simbólicos, que sólo con los aspectos económicos propios de una transacción.

Y la pobreza, obvio dirá quien lea esto, es también mucho más que un subconjunto social que gana poca plata y que por ende puede consumir poco.

NO tengo las condiciones para ser demasiado técnico o específico en temas económicos, si algo más en temas culturales. Y la Pobreza es mucho más que el poco dinero para consumir, o los pocos bienes con los cuales 'mejoro' mi calidad de vida. Por ejemplo, tener un plasma, o un smarthphone (este último, sí tengo), no quiere decir que realmente ya no soy pobre, puesto que hube de juntar muchos meses mucha plata para hacerlo. Y una vez realizado, tengo que realizar otra vez el mismo esfuerzo de ahorrar para otra adquisición que sobrepasa mi nivel de endeudamiento mensual. Afortunadamente aún vivo con mis padres, lo que me permite sobrevivir sin pagar demasiadas cuentas. Si lo hiciera, si viviera solo, si tuviera que mantener un hogar, apenas me alcanzaría para comer, pagar pasajes, tener luz, agua y gas: lo básico.

La mentalidad de muchos técnicos gubernamentales, estadistas, ingenieros comerciales o economistas, es que si logro sobrellevar lo básico sin mayores contratiempos, no soy pobre. Niegan así otros factores, transformando aspectos esenciales en bienes suntuarios, como la educación o salud. Es que, es claro, los sistemas públicos no son los mejores, pero a ellos acceden los pobres, los muy pobres y los casi pobres, muchos más que los que las encuestas dan a conocer a través de sus súper-valoradas cifras.

Días después, en el gobierno se alegran porque la inequidad bajó también. También yo me alegro, pero vuelvo a la supervaloración de las cifras estadísticas, las cuales estandarizan la realidad, ignorando aspectos cualitativos, como el consumo excesivo (despilfarro egoísta, desenfrenado e inmoral) frente a la excesiva ponderación de ese mismo consumo como la imagen y el ideal de desarrollo. Obviamente los pobres no pueden cumplir este ideal, aunque lo desean, y por eso acuden al sobreendeudamiento, a la receptación de artículos robados, al robo, a las imitaciones de baja calidad de cientos de productos (ropa, calzado, anteojos, etc.), a las grasas saturadas y a grandes kilos de pan para llenar el vacío dejado por la imposibilidad de consumir.

En resumen, no estoy diciendo nada nuevo, nada que nadie no haya dicho ya respecto a lo criticable de la encuesta. Sólo terminar diciendo que  NO todo lo puedo en el consumo que me hace menos pobre.


jueves, 12 de julio de 2012

Oda al FUEGO. Por Pablo Neruda

A 108 años de su natalicio, transcribo una de mis odas favoritas, 'Oda al Fuego', de la obra 'Odas Elementales', editada justamente en Julio, del año 1954




Descabellado fuego,
enérgico,
ciego y lleno de ojos,
deslenguado,
tardío, repentino,
estrella de oro,
ladrón de leña,
callado bandolero,
cocedor de cebollas,
célebre pícaro de las chispitas,
perro rabioso de un millón de dientes
óyeme,
centro de los hogares,
rosal incorruptible,
destructor de las vidas,
celeste padre del pan y del horno,
progenitor ilustre
de ruedas y herraduras,
polen de los metales,
fundador del acero,
óyeme,
fuego.


Arde tu nombre,
da gusto
decir fuego,
es mejor
que decir piedra
o harina.
Las Palabras son muertas
junto a tu rayo amarillo,
junto a tu cola roja,
junto a tus crines de luz amaranto,
son frías las palabras.
Se dice Fuego,
fuego, fuego, fuego,
y se enciende algo en la boca:
es tu fruta que quema
es tu laurel que arde.


Pero sólo palabra no eres,
aunque toda palabra
si no tiene brasa
se desprende y se cae
del árbol del tiempo.
Tú eres flor,
vuelo,
consumación, abrazo,
inasible substancia,
destrucción y violencia,
sigilo, tempestuosa
ala de muerte y vida,
creación y ceniza,
centella deslumbrante,
espada llena de ojos,
poderío,
otoño, estío súbito,
trueno seco de pólvora,
derrumbe de los montes,
río de humo,
oscuridad, silencio.


¿Dónde estás, qué te hiciste?
sólo el polvo impalpable
recuerda tus hogueras,
y en las manos la huella
de flor o quemadura.
Al fin te encuentro
en mi papel vacío,
y me obligo a cantarte,
fuego,
ahora frente a mí,
tranquilo quédate mientras busco
la lira en los rincones
o la cámara
con los relámpagos negros
para fotografiarte.


Al fin estás conmigo
no para destruirme,
ni para usarte
en encender la pipa,
sino para tocarte,
alisarte la cabellera,
todos tus hilos peligrosos,
pulirte un poco, herirte,
para que conmigo te atrevas,
toro escarlata.
Atrévete,
quémame ahora,
entra en mi canto,
sube por mis venas,
sal por mi boca.


Ahora sabes
que no puedes conmigo:
yo te convierto en canto,
yo te subo y te bajo,
te aprisiono en mis sílabas,
te encadeno, te pongo a silbar,
a derramarte en trinos,
como si fueras
un canario enjaulado.


No me vengas con tu famosa túnica
de ave de los infiernos.
Aquí estás condenado
a vida y muerte.
Si me callo
te apagas.
Si canto
te derramas
y me darás la luz que necesito.


De todos
mis amigos,
de todos
mis enemigos,
eres el difícil.
Todos te llevan amarrado,
demonio de bolsillo,
huracán escondido
en cajas y decretos.
Yo no.
Yo te llevo a mi lado
y te digo:
es hora de que me muestres
lo que sabes hacer.
Ábrete, suéltate
el pelo enmarañado,
sube y quema las alturas del cielo.


Muéstrame tu cuerpo
verde y anaranjado,
levanta tus banderas, 
arde
encima del mundo
o junto a mí, sereno
como un pobre topacio,
mírame y duerme.
Sube las escaleras
con tu pie numeroso.
Acéchame, vive,
para dejarte escrito,
para que cantes con mis palabras
a tu manera,
ARDIENDO