lunes, 5 de octubre de 2015

Elecciones municipales y un sueño de ciudad

Si bien aún resta más de un año para las nuevas elecciones municipales, las aguas ya se mueven. El retumbar de la marcha de candidatos y candidatas hace mover, por poco, los gélidos témpanos del poder político. Suena, muy de fondo, apenas audible, la fanfarria grabada y medio rayada de la democracia chilena.

Es que el ruido del electoralismo soslaya cualquier discusión de democracia. Es fácil caer en la confusión del cuoteo con la práctica democrática. Y especialmente en lo referente con las municipales, es de especial interés ver que las propuestas de ciudad que expresa cada partido, movimiento y candidato, es de segundo orden, todo frente a la discusión de la cuota.

Y, por otro lado, está la idea que los cargos municipales - locales, territoriales - posicionan el proyecto nacional. Esto hace suponer que sólo a nivel central es posible construir, reconstruir o transformar los territorios locales.

Por eso, a través de este escrito, quisiera motivar a algún o alguna candidatx, cualquiera que quiera oír - o leer - el proyecto de ciudad que propongo.


CONCEPCIÓN: LA CIUDAD, LA INTERCOMUNA, EL POLO DEL SUR.

Si bien yo mismo soy de Talcahuano, quisiera ampliar un poco el proyecto de ciudad hacia el llamado "Gran Concepción", por razones más bien políticas que otra cosa. La discusión sobre qué queremos para Talcahuano es importante, pero está conectada indisolublemente a la discusión del qué queremos hacer con Concepción, el polo de nuestra provincia y región y, por qué no decirlo, del sur del país.

Hasta ahora, la región duerme como uno de los tantos territorios por administrar. Sólo le queda el atractivo de su nombre para los políticos de mayor peso nacional. En términos de desarrollo, de generación de riqueza, de empleo, de ciudadanía, de intelectualidad, de artes, ciencia o deporte, estamos bastante lejos de alcanzar un peso concreto y poderoso ante la soberana Santiago.

Nos es necesario como ciudadanxs de aquí, como pre-candidatxs de cualquiera de los espectros político-partidistas, y aún más, como progresistas del Biobío, generar un proceso de mayor identificación territorial con Concepción. Es por eso, que propongo dos sueños gigantescos que puedan usarse como idea fuerza, como bandera de lucha, como aglutinante, como marco general, y que al mismo tiempo, están en concordancia absoluta con los postulados generales y programáticos del partido progresista, (partido al cual adscribo).

El primer sueño de ciudad es este: Queremos que La Moneda se venga a Conce.

Poniéndolo así suena una locura, alejado del cierto pragmatismo que pueda derivarse del actual PRO; Un imposible dirán algunos, una pérdida de tiempo, dirán otros.

Sin embargo, nuestra lógica como partido parte de una definición federalista, cuyos núcleos territoriales posean un poder específico ante los centros de poder capitalinos. Además, uno de nuestros principios programáticos es la descentralización del poder político.

Como "biobistas", no podemos sólo aspirar a la elección de intendentes, o a la mayor atribución de los Cores, o a un candidato presidencial de la zona. Si queremos hacer épica, debemos aspirar a alcanzar lo imposible.

Es lógico además suponer que, si existe el Congreso en Valparaíso, pueda residir uno de los otros dos poderes republicanos en la otra ciudad más importante - al menos en el imaginario nacional - del país: Concepción. Si no es La Moneda, entonces, ¿Por qué no soñar que la plaza de tribunales se convierta en la plaza de la Corte Suprema?

PASANDO DE LO POLÍTICO-INMATERIAL A LA POLÍTICA DE CONCRETO...

Ese sueño está muy relacionado con logros inmateriales, intangibles. Es decir, que cambien las percepciones y símbolos inconcientes en el imaginario de la población nacional. Sin embargo, en este país es difícil sostener esos discursos y/o sueños, ya que es lo material, lo "concreto" lo que deja huella. Por eso, propongo otro sueño, quizá un poco menos imposible que el anterior, y es:

Las primeras olimpiadas en Chile, hechas en Concepción.

Este sueño no sólo tiene que ver con la concreción de ciertas obras de infraestructura, sino que con políticas deportivas de corto, mediano y largo plazo. Significa potenciar el deporte en cuanto currículum escolar, el formativo, y competitivo. Significa dar todos los espacios habidos y por haber para los deportes que sí han entregado satisfacciones para Chile. Implica además, cambios en los planes reguladores comunales; significa trabajo y alianzas público-privadas. Derivaría en inversión pública, en empleos, en movimiento económico; transformaría si o si la cultura de la basura, la limpieza del mar, la remodelación de plazas y parques. Ayudaría en la demanda de mejor infraestructura vial y, por lo demás, potencia la memoria, y la identificación territorial: entregaría a Concepción un hito actual y vibrante de su poder y peso específico en la historia nacional.

¿Por qué no?

No podemos renunciar a ser sólo un palo blanco para la política central. Debemos recuperar la política y lo político para nuestro territorio. Tenemos la obligación histórica de Ser el primer paso en la transformación de nuestra sociedad, de nuestro Chile, de nuestra Latinoamérica; el inicio de la frontera de lo imposible que se hace realidad.

Es por esta razón que la discusión por las cuotas electorales no puede pasar por encima de la discusión por el sueño de ciudad, el sueño de territorio que es necesario comenzar a discutir. Son estos sueños los que empujan a la ciudadanía, los que la empoderan y motivan a funcionar como tal. Las elecciones municipales son el momento perfecto para construir ese sueño desde lo local, desde los territorios que van formando comunas, distritos, circunscripciones, regiones. una nación. Sueños como estos entregan una línea común, un paraguas total que ampare a todxs nuestrxs candidatxs a los cargos de elección popular.