sábado, 31 de marzo de 2012

Me odio
porque no amo, porque estoy aislado,
porque vivo en los intersticios helados,
como un golum despreciado
como un cristo desechado
como un diablo expulsado

Porque vivo entre dos mundos
separados por un apretado nudo
y me dicen que decida,
entre lo claro y lo oscuro,
pero la decisión primera no fue mía
porque no defino mi mundo
sin contrastes, sin lodo, sin cielo.

y se me va la vida entre la luz y la sombra
soy demasiado mundano para ser cristiano
y demasiado cristiano para ser mundano.
acá no hay muchos
entre las cavernas...
porque no me acostumbro a los típicos dilemas
porque hallé un conciencia y no la quiero dejar ir
aunque la quiera dejar ir

sábado, 24 de marzo de 2012

Caída y Huida. Segunda Carta Abierta a Dios

Querido Dios:

Tal como finalicé en la última carta, tengo aún muchas cosas que decirte. Por ahora, quisiera escribir sobre mis últimos meses que viví cerca tuyo, en 2009, El cómo caí y cómo me levanté para huir. Aunque no sé bien cómo abordarlos.

Creo que partiré refiriéndome a ese periodo desde más o menos el 2005. Fue un ciclo de gran explosión espiritual, y de hecho es por aquel periodo que no puedo negar tu gracia ni tu existencia, más allá que alguien pueda argumentar que todo se trataba de una manipulación emocional a niveles psicológicos. Y tal vez tenga razón, no lo sé. Sólo sé que yo lo procesé - y lo recuerdo así - como experiencias valiosas de una manifestación cierta de una presencia mayor. Vi cosas que no muchos podrían explicar, que ni siquiera yo puedo, pero las vi, las oí, las sentí, las viví. Y no puedo desecharlas así como si nada. Es un punto obviamente a tu favor.

Sin embargo, cometimos el error de hacernos adictos, como congregación, a la búsqueda de ese tipo de relación. Sin lágrimas, sin saltos, sin que el servicio dominical se extendiera cuatro horas creíamos que algo andaba mal. Si, ahora creo que en realidad, nuestra relación contigo se definía por aspectos netamente emocionales, y por mucho tiempo creíamos que sólo así teníamos una verdadera relación. No obstante, el discurso era de buscar una relación espíritu-Espíritu.

Pero al mismo tiempo, debo reconocer, que intenté negar mis emociones. Desde el coro de la iglesia, y particularmente desde la batería, no se 'disfrutaba' mucho: no era mucho lo que podía sentir o llorar.Y las reprimía, pensando que así podría ser más 'espiritual y maduro', negando lamentablemente todo lo emocional que soy por 'naturaleza'. PRIMER craso error que me costaría más tarde mucho. Más de lo que hubiese querido.

Nunca tuvimos realmente, una escuela sobre eso.

Ni tampoco, sobre lo que realmente es santidad y lo que es la relación con el 'mundo'. Mi única defensa, siempre, fue el aislamiento (SEGUNDO craso error). Porque, ¿para qué quería relacionarme con la gente perversa y pecadora de allá, si acá tenía toda una familia que me amaba y que yo amaba? En sí, parecía perfecta tal lógica. Nunca consideré que esa familia se desintegraba por dentro sin que yo jamás lo advirtiera. Nunca, hasta que fue tan obvio, y tan tarde como para hacer algo.

Desde mi punto de vista, totalmente sesgado por lo demás, el culto emocional terminó destruyéndonos a todos... o a casi todos. Era muy bonito el domingo, pero el lunes siempre había que volver a la 'triste realidad': vidas no realizadas, sueños que no se cumplían, promesas que no llegaban.

Y el sermón. Monopolizado por un sólo hombre. Hilado alrededor de una noción tan capitalista de los sueños y las oportunidades. Max Weber tenía razón: el espíritu capitalista fue construido por la ética del protestante, aunque hoy bien podríamos decir que ese espíritu controla nuestra ética. Lástima que Weber no vivió para escribirlo.

Son muchos otros los factores que determinaron el que yo me fuera y me alejara de ti, pese a aquellos hermosos momentos. Particularmente, mi llegada a la universidad, fue una bomba de tiempo en mi espíritu, que lentamente fue influyendo, cada vez de manera más radical. Mi fe hasta entonces, se basaba en un fundamentalismo ciego: el cero cuestionamiento a las prácticas y a las prédicas; la obediencia irrestricta, sin una debida comprensión ni racional ni espiritual; y el necio chauvinismo etnocentrista que pretendía ser dueño de una única verdad sin la cual los demás 'estaban perdidos'. Fue entonces cuando conocí al relativismo, a quien he hecho mi compañero hasta ahora. Pensé que era posible abrirse al racionalismo científico, a eso que con tanto odio  llamé tantas veces 'la lógica humana' - como si la fe no fuese un tipo especial de lógica, ¡cómo si la fe no fuese un producto simbólico humano, el proceso mediante el cual resolvemos y asimilamos la experiencia con Dios! Tal vez me equivoque, como casi siempre lo hago. Pero me abrí hacia otras lógicas en un contexto que sanciona de manera a veces cruel tales conductas. Una caja de pandora.

Y en mi estúpido idealismo, pensé que era posible transitar por los límites de lo mundano, escuchando rock muy pesado (a lo que muchos por mucho tiempo me decían 'todavía escuchas eso', lo que yo traducía como 'cuándo comenzarás a ser un buen cristiano') , cuestionando Tus intenciones, incluso a la propia Biblia, acercándome a la tan diabólica política - y en particular, a la demoníaca izquierda - , asumiendo posturas políticas ¡que un buen cristiano jamás tendría! Eso me valió muchos roces. Eso me sirvió para darme cuenta lo sordos que son (yo también lo fui) en general los cristianos: nadie jamás quiso escuchar mis argumentos... alguien me dijo 'yo prefiero la oración' cuando le pregunté si estaba dispuesta a escuchar mis argumentos. En la otra carta abierta, alguien dijo 'no quiero debatir'. ¿Por qué? Porque la ética evangélica es la de entregar un mensaje, y más allá si se escucha o no, es Dios quien convence, negando así el enorme potencial que tiene la humanidad para convencer y demostrar el amor, tan sólo escuchando, tan sólo dialogando.

Es cierto, sin ninguna otra intencionalidad que agradarte...

Pensé que era posible hacer eso. Que era capaz de ser radical 'para Cristo'. Pero no pude. No lo fui. Porque además, comencé a sufrir de una tibieza crónica. Que comenzó levemente, pero de a poco se fue haciendo más y más obvia. El cansancio y el agotamiento espiritual y emocional. La continua negación de mi emocionalidad. Mi estúpido aislamiento incluso de otros cristianos. Mi inútil obsesión por lo que es 'maduro' y 'espiritual' y por ser 'distinto'. El drama de la pornografía y de las crecientes tensiones y deseos sexuales - reprimidos, prohibidos y censurables, pero presentes, muy presentes. El dolor a la incomprensión. Mi falta de entrega. Y no lo niego: es en concreto mi responsabilidad. No puedo desconocer las condiciones del entorno y las circunstancias, pero asumo la mayor de las responsabilidades en la decisión - si, decisión - de dejarte, finalmente. Este estúpido afán por ser responsable y 'maduro' (distinto) no me deja otra opción.

Y mi familia. La familia que lentamente me fue abandonando (y que posteriormente yo abandonaría también). No a mí, por cierto, no todo tiene que ver conmigo. Y hablo de la congregación de 'fieles' (¿qué irónico, no?). Pero de los casi 20 que llegamos a ser, terminamos siendo menos de 5. Y con suerte dos quienes asumíamos el peso de sostener una congregación dividida y agotada. Incluso de mis padres sentí ese abandono. Incluso del pastor. De mis amigos, los jóvenes, quienes todos se fueron buscando su propio bienestar espiritual - actitud muy sana, por cierto... ¡pero yo no pude! - lejos de una iglesia que se cayó feo. Y no pude porque tenía en mi mente arraigado un idealismo idiota, que me obligaba: 'yo no abandonaré. Llegaré hasta el final, hasta que ya no pueda volver a levantarme; seré responsable'... y estupideces como esas. Todo por asumir un liderazgo en la época más complicada de la congregación. Un liderazgo que consumió todo en mi: las fuerzas, la motivación, la fe en las promesas, el deseo de orar. El deseo de seguir.

Pronto, una vez que terminó todo; una vez que el pastor por fin renunció. Una vez que fui libre para decir 'mi compromiso ya no está en esta congregación'; una vez que asumí que perdí a mi familia; una vez que se fue todo a la misma mierda comencé a cuestionar toda mi relación contigo: Tal vez nunca en realidad me hablaste, sólo era mi propia subjetividad la que me convencía. ¿Crecí realmente en estos años? ¿Cuáles son los frutos que me quedaron? ¿Cuál fue mi aporte en el 'Reino'? ¿Qué realmente me quedó de esos años a lo cual aferrarme? Nada. NADA. No me quedó ninguna razón, ninguna relación, ningún fruto, ningún amigo, ningún 'alma salvada'; sólo recuerdos que ya no significan nada más que un dolor agudo en el espíritu... o no sé donde... Muchas veces con lágrimas en los ojos me he dicho que no sirvió de nada. Que yo no serví de nada. Que fue una irrecuperable pérdida de tiempo. Que perdí gran parte de mi juventud en vano.

Me fui herido y amargado. Herido y resentido con todos los que me abandonaron. Con la sensación de 'nunca podré perdonarte' hacia mi, hacia ellos y hacia ti, Dios, aunque en la usual lógica de temor (no miedo, aclaro), es imposible culparte de todo lo que pasó. Desde entonces asumí que tenía un puesto irrevocable en el infierno, aunque con el razonamiento que desarrollé en la carta anterior, el que me vaya al cielo o al infierno depende 100% de ti.

Me fui además traumado con la idea de liderazgo. Porque siempre creí que hacia allá me estabas llevando. Y la experiencia que viví hace ya 3 años como líder, no fue para nada estimulante. Ahora le temo. Ahora lo rechazo, pese a mis ganas de actuar, de hacer, de ejercer y liderar.

Y hoy... hoy estoy acá, con algunas luces de esperanza con respecto a una vuelta. Aunque ya nada podría ser igual. No podría olvidar todas mis dudas, mis razonamientos, mi auto-obligado caminar por los márgenes, mi habitar en los intersticios entre lo divino y lo demoníaco... Yo. Parece irónico, pero después de tanto tiempo intentando minimizarme y negarme para agradarte - así nos dice tu palabra, ¿no? el que niega su vida la ganará - finalmente, la primera y más obvia consecuencia de dejarte, fue retomarme. ¿Muy merecedor del lago de fuego, no?

Puede que dejarte hay sido la peor de mis decisiones. Pero fue totalmente mía. Y eso lo reivindico, y ante ello, siento una extraña satisfacción: hay algunos que te culpan a tí, y otros que culpan a los demás. Yo no culpo a nadie. Ni siquiera al Diablo. Asumo la responsabilidad y eso siempre me ha agradado. La intensa e inútil búsqueda por ser diferente: creo que se trata de eso.

En fin, eso es por ahora. Hay aún cosas por decir, en este afán por ser 'libre' de los fantasmas del pasado... y del presente.

domingo, 18 de marzo de 2012

Ida y Vuelta entre Talcahuano a Tomé


i

Puede que no me reconozcas;
vengo pisando de otras arenas.
Caminé desde mis propias costas
a sentir tu aire, a oír a tus gaviotas.

Y a tus niños correr,

y a tus cuerdas vibrar.

Un mismo mar nos baña
y una misma luna nos mueve.
Una misma boca mordió
nuestra tierra
saboreando nuestra sal
y nuestras distancias.

Y esa boca nos dio nombres:
Talcahuano, Tomé;
Penco, Lirquén.
Y nos prometió que seríamos únicos,
unidos en una mojada media luna,
cuyas arenas estelares
se derramaron en nuestros pies.

Y aquí estoy. Y allá. Y en el espacio sideral;
No somos iguales, pero somos uno.

ii

Y ya de noche, ya de regreso
tanto oro brilla:
como cristales, como ojos, 
como antorchas de nuestras arenas,
como los colmillos de esa boca que nos mordió
expuestos a la luz de la luna.


Puertos, ciudades costeras,
somos la cuna

de las redes
de las violetas lugas,
y esa suave voz del mar que nos arrulla,
aunque a veces nos consuma, 
es con nuestras arenas, una sola cosa.
Una.

-º-

...(todo por un perrito blanco que olió tres veces mis zapatos)...
 

El Relato de cómo casi me voy al Servicio Militar

Todo comienza con el resquemor de acercarse al Cantón de reclutamiento más cercano, sobre todo si por 4 años seguidos ya te habías sacado el SMO, y que ya ni por si acaso te llamarán. Pero así fue. Las razones psicológicas y emocionales (el ámbito de lo personal) de por qué me anoté voluntario a los 23 años, son irrelevantes en este momento. Lo importante, es el trasfondo sociocultural que pasaré a relatar.

Con cara de incomprensión totalmente comprensible, el encargado del cantón me pregunta ¿qué pasó? ¿no terminaste tus estudios? - Si, si lo hice. Terminé y estoy titulado. Simplemente quiero hacerlo antes que sea imposible. Leí por ahí que se podía hasta los 24 años. - Si, en efecto, aún puedes hacerlo.

De ese paso al siguiente, el contar que tras una irreflexiva decisión, te inscribiste voluntario para hacer el servicio militar, hubieron de pasar varias semanas, tratando de encontrar el mejor momento y los mejores argumentos, seleccionando a quiénes se enterarían primero, y un montón de otras pequeñas decisiones que se relacionarían. Para un sujeto en mi posición, 'realizado' socialmente a través de las posibilidades y del status que brinda un título profesional obtenido tras un exitoso paso por la Universidad (exitoso en tanto 'meta cumplida'), tal decisión y el hecho de 'contar' la misma, representaba una incongruencia en las expectativas culturales que se fijaron en mí. Una pieza que no encajaba con el ideal social.

Porque además, el Servicio Militar en sí, representa según el contexto una gama de sensaciones y expectativas que pueden resultar muy opuestas. Para algunos es igual a una oportunidad: la posibilidad de un 'futuro' estable y seguro puede derivarse del mismo. A otros, les es igual a una solución urbana: la forma más eficaz y la más necesaria para sacar a tanto flaite de las calles. Para otros, una pérdida inútil de tiempo. Todo según el contexto: en este caso, la significación que se le da al sujeto en cuestión.

Y yo como contexto, es claro, le dio al SMO un sentido negativo. La incomprensión se hizo notar en mi entorno directo, pese a que se aceptó en primera instancia la decisión tomada. Sin embargo, frases como 'Mira que ir a perder un año'; '¿y en qué volá te fuiste? ¿'Y para qué'? 'Mira que teniendo pega, irse para allá'; 'Y por eso renunciar'; 'está loco este otro'; y cosas por el estilo.

Cabe mencionar, que hacer el SMO influyó en parte en la decisión de dejar la pega que tenía: 'Voy a disfrutar el verano antes de irme'. Otra frase que yo mismo me decía, dando cuenta en general de la significación particular que genera el SMO.

Por cierto que lo que se dice es tan interesante como lo que no: pienso en concreto en las miradas y los silencios. Cuando se cuenta, lo primero que se nota es esa mirada de 'no entender'. Pero también cuando no lo cuentas, significa mucho más que sólo una acción que facilita la conversación. Es cierto que es más fácil mentir un par de segundos que estar cinco minutos justificándote; pero hay también un peso: yo sabía que no estaba cumpliendo con las expectativas de los demás. Había una sensación vaga de vergüenza, puesto que 'tanta gente sin pega, y él renunciando por una huevada'. Hay mucha gente a la que nunca se lo conté, para evitar los costos sociales de la confesión.

Y así llegó el 5 de marzo, fecha de presentación. Allí, el arrepentimiento ya era una sensación cercana,  pese a que aún mantenía la decisión con algunos argumentos bastante subjetivos.

A las 08.00 de la mañana en el regimiento de Concepción, pude confirmar algo que se suponía: Una gran cantidad de wachiturros, flaites y otras cosas bastante extrañas; jóvenes entre 17 y 24 años (como yo). Yo pensaba que sería rápido el trámite. Pero en realidad era mucha gente. Y hubo mucha tardanza en ciertos puntos - como el rápido manoseo de salud.

Afuera del gimnasio nos ordenaron por lugar de inscripción. Los de Conce los más; los de Talcahuano y Hualpén, el segundo grupo más numeroso. En la entrada del gimnasio donde se hizo todo el proceso de registro y evaluación, había unas galerías. Allí nos entretuvieron mostrándonos un video con las posibilidades que brindaba el ejército. Obviamente, nada negativo que pudiese hacernos desistir.

Una cosa que me llamó la atención, fue que en el proceso de consulta sobre eventuales problemas - previo al examen de salud - se preguntara sobre si 'tenía problemas sexuales'. Yo quedé extrañado y confundido por unos segundos - ¿Cómo? ¿Problemas sexuales? - a lo que el uniformado responde: 'Si te gustan los hombres pues, huevón'. Como a esa altura aún tenía algunas ganas de irme, no quise polemizar ni debatir. A mi lado, había un chico al que le estaban preguntando - Pero, ¿te has intentado suicidar, entonces?

Las cosas de la vida.

Luego de eso, la espera para el testeo médico se hizo insoportable. Una verdadera primera prueba para los 'voluntarios'. Cinco horas aproximadamente tuve que esperar en una larga fila de pie, entre los adolescentes que iban y venían, que salían y entraban, que desordenaban la fila y que olían a muchas cosas. Todo eso minaba el ánimo, el interés y las fuerzas. Antes de pasar a la carpita de los médicos, yo pensaba que ahí era posible que me dejaran afuera, por una eventual desviación de columna o de rodillas. Nada de eso. Fue un manoseo de menos de 30 segundos. Apto. Seguro, y se veía así, los funcionarios del ejército estaban también muy cansados y aburridos de tanta... 'juventud'. Sin mayor rigurosidad, no estaban preocupados de examinar detenidamente a nadie.Y de ahí, a la entrevista social.

Ya eran cerca de las 4 de la tarde. A esa hora, el arrepentimiento total me tenía dominado. Pero ¿Cómo sacármelo ya? Parecía imposible. 15 o 20 minutos después, estaba ya hablando con la asistente social. Estaba dispuesto a decir hasta la mentira más ridícula con tal de que me dejaran fuera. Y fue más fácil de lo que pareció. Por edad y por el maldito crédito universitario (que es ese momento, fue una tremenda bendición). Los 24 años parecían demasiado, pero más efectivo resultó la millonaria deuda que me dejó el estudiar una de las carreras más caras de la Universidad. 'Son entre 12 y 15 millones aproximadamente'. La respuesta la dejó pasmada. Ahí sólo tuve que decirle que ya no quería hacerlo. Más fácil de lo que parecía.

Luego de una mesa más, finalmente, quedé 'disponible': es decir, aún la posibilidad de irme existe, aunque es mínima. Salida del regimiento: 17.15 horas.

Mi última impresión con respecto al SMO: si resulta eso de despejar las calles de wachiturros y flaites. Muchos de ellos si se van. Casi todos.

Lo peor: aún quedaba un número cercano a cien cuando me fui. Creo que mínimo, el proceso cerró cerca de las 19.00 hrs.

Para finalizar, el deseo de haber realizado una completa etnografía al SMO era la razón que más me agradaba. Y por ella, aún añoro la escasa posibilidad de irme. Y por ella, escribí este relato.

jueves, 15 de marzo de 2012

Burgueses infiltrados



El día 15 de Marzo de 2012, presencié la que fue la primera marcha por la Educación del año. Varios miles de personas, estudiantes secundarios y universitarios los más, se congregaron por las calles céntricas de Concepción, entre las 12 y 15 horas aproximadamente.

Ahí en Barros Arana fue obvio notar cómo las 'grandes tiendas' cerraban sus cortinas metálicas, debido a un obvio también temor al lumpen social que se abigarra a la movilización social.

Pese a que nada 'malo' nunca pasa por ahí.

La marcha finalizó ahí en la plaza de Tribunales, bien carnavalezca y alegre. De ahí muchos caminamos hacia plaza Perú, muchos ya temiendo un 'algo más': el típico juego a soldados y guerrillas, al corre que te pillo, entre pacos y encapuchados.

Y ahí, alrededor de las 15 horas, vi cómo se confirmaba una vieja teoría que yo tenía: LOS ENCAPUCHADOS SON BURGUESES INFILTRADOS EN LAS MOVILIZACIONES SOCIALES EDUCACIONALES.

Teníamos toda la calle Chacabuco para nosotros. Se había despejado y el tráfico había sido desviado. Era nuestra, de los estudiantes y de todos quienes creemos en la justa lucha por una educación gratuita para todas y todos.  Podríamos haber hecho cualquier cosa: discusión, debates, actuación, deportes incluso! Pero se nos adelantaron los burgueses infiltrados.

Burgueses infiltrados.
Sin ninguna provocación de ningún tipo, de ninguna persona ni institución, estos espías encendieron barricadas: basura, escombros y neumáticos que levantaban un humo negro que intoxicaba tanto como las lacrimógenas del Estado opresor.

(A veces, no dudo que la lucha piedra-luma es necesaria, se justifica cuando son los pacos quienes van a reprimir. Este no fue el caso).

Sin respetar ni siquiera sus propios discursos de solidaridad, quemaban y contaminaban el espacio público que nos pertenece, tanto a libertarios, conservadores, hipócritas, estudiantes, ancianos, mujeres, perros, aves y árboles...

Así mismo es como se comportan los viles dueños del capital, los empresarios cerdos y los fascistas disfrazados de demócratas, sin actuar sin verdadera solidaridad.

Para finalizar, aclarar que son burgueses porque ellos son los que le dan el pan rancio que vende la prensa burguesa; Hacen justificar cada acto de represión del gobierno burgués; reflejan todo el comportamiento de las élites burguesas: inconsecuencia, estafa, destrucción. Así actúa hoy la sociedad anónima burguesa: en conjunto, unida, en corrupta armonía, infiltrada, sin escrúpulos, sin solidaridad.

Y como dice la primera foto: "Somos tantos que no pedimos: EXIGIMOS". Yo exijo que los burgueses infiltrados dejen en paz a los movimientos sociales.

domingo, 11 de marzo de 2012

Cipriano Abdul Reginaldo Tercero

Cuento creada en el marco de un voluntariado a Dichato, Febrero de 2012.
Fuente original del cuento. * en color verde, frases de la 2º edición 
LA HISTORIA DE LOS PINOS DE DICHATO 

Cipriano Abdul Reginaldo Tercero.
El más famoso de los pinos chilenos.

Había una vez un gran árbol, un pino llamado Cipriano Abdul Reginaldo Tercero. Era el más fuerte de todos los árboles de la cordillera, y el más querido por todos ellos.
Cipriano en la Cordillera de los Andes















Un día, vino de los Estados Unidos un gringo capitalista a cortar a todos los árboles del bosque - era un hombre malo, muy malo.
El gringo capitalista malvado






Entonces, cuando Cipriano Abdul Reginaldo Tercero se enteró, supo que tendría que hacer algo para ayudar a sus amigos árboles, y a sus amigos los conejos que dormían en sus raíces, y a sus amigos pájaros que vivían en sus ramas.

Fue y conversó con su padrino, el mar de Chile y le pidió que le impidiera al gringo llegar a las playas de Dichato - donde el gringo comenzaría a cortar a los árboles.

Y el mar le dijo: te ayudaré, no permitiré que el gringo llegue a Chile, pero necesito que hagas algo, y así salvarás a tus amigos.

Y Cipriano dijo: Haré lo que me pidas.

Y el mar le respondió:
Tendrás que venir y vivir en la playa, y cuidar a los niños de la aldea Nuevo Amanecer, en Dichato.
Los niños de Dichato en la playa
Los niños de Dichato aprendiendo











Entonces vino Cipriano Abdul Reginaldo Tercero a vivir a Dichato. Y el gringo malo jamás llegó a Chile
Cipriano llega a Dichato

Y ahí en Dichato, Cipriano tuvo muchos, muchos hijos e hijas, los que hasta hoy, viven con los niños de la aldea. Es así como es que hay tantos pinos en Villa Fresia. Y fueron felices por siempre.

Pinos hijos de Cipriano
Niños de Dichato

Pinos hijos de Dichato

domingo, 4 de marzo de 2012

Viví un ritual de iniciación



Hace poco se realizó la ceremonia de titulación para los alumnos de la carrera de Antropología de la U de Concepción, mediante la cual - decían muchos - se cierra un ciclo: el del estudiante. Se inicia una carrera profesional, una 'otra cosa', desde la cual miramos hacia atrás y sentimos la nostalgia de un antes que quizá terminó muy rápido.

Casi de gala, formales, preparados y preparadas, camisa y corbata: la moda del buen nativo que conoce su
cultura, sabe que no es 'cualquier' instancia, que es especial y que debe estar a la altura del momento.

Sorprende, aunque no debería, el peso que ceremonias como esta recibe de la gente. Titulado yo ya estaba hace más de un año, cuando por fin defendí mi Tesis con éxito y estaba en condiciones de decirle al mundo que ya era antropólogo. Ya podía ponerlo en el currículum, y los eventuales jefes podían pedir pruebas de mis estudios y yo tenía cómo demostrarlo. Lo de la ceremonia es sólo un simbolismo.

Y claro, el que sea simbolismo, no lo hace menos significativo ni menos tangible. Sin embargo, hay una especificidad muy especial en toda esa formalidad, esa 'ceremonia', lo que en lenguaje antropológico, sería algo así como un 'ritual de iniciación': Ahora ya no somos los jóvenes estudiantes inmaduros, somos hombres y mujeres dotados de las 'herramientas' necesarias para valerse por sí mismos. Ahora son adultos. El ciclo se cierra. Y etcéteras varios.

Cómo si muchos no éramos ya adultos que podían valerse por sí mismos...

Cómo si muchos no seguiremos siendo aún jóvenes inmaduros...

La emoción, la ansiedad y el nerviosismo se tomaba por momentos el ambiente de la ceremonia. Las familias orgullosas de sus hijos grandes y titulados sonreían y se mostraban sin vacilar alegres y satisfechos. Y es que ceremonias como estas, representan puntos críticos en el sentido de las expectativas culturales que nuestra sociedad occidental genera y espera para sus nativos, y para la cual el paso por centros académicos representa parte de la línea general que se espera y desea que se siga para cumplir esas expectativas culturales. En otras palabras: <>.

Pese a que ya lo habíamos hecho. Pero sin la formalidad, sin la ceremonia, sin el ritual, parece que no hay nada.

Ese es el peso específico en nuestra sociedad de estas instancias de formalidad. Un valor simbólico que sin duda complementa y completa poderosamente el logro material asociado.

sábado, 3 de marzo de 2012

Historia de un Oasis...

Historia de un Oasis.

Entre arenas, arcillas y rocas
 en un yermo desierto,
distante de todas las direcciones
un Oasis espera, con la paciencia de los muertos

Con ansiedad, se evapora en el calor del día,
suspirando entre sus palmeras,
disipando a la aburrida soledad,
mirando cada gramo nuevo de húmeda tierra.

Ahí ha estado desde sus comienzos
como una pequeña trampa de rocío;
y creció de golpe, salivando la sal
y sembrando fuchsias a orillas de su incipiente río.

Al poco andar también agregó caléndulas naranjas,
y buscó rocas de blancas calizas
para decorar y conformar un hogar
en medio de esas arenas asadas y amarillas.



Cuando el entorno pareció preciso,
llamó al viento del sur, y este le trajo datileras.
También pidió ayuda al mar
y este le trajo avellanos de las costas chilenas.

Con mucha esperanza plantó los frutos,
y en su corazón previó las agradables sombras
que las hojas y las ramas
traerían, iluminando toda su obra.

Y deseaba, fervientemente, compartir su jardín.



Tan pronto los chilcos emergieron
rojos entre el verdor de su sangre,
creyó estar listo para anunciarse:
“¡Viajeros todos! Pasad y probad cuánto mi tienda es de agradable”

Y le dijo a un cóndor que pasó a posarse en sus rocas,
que pasara la voz a donde fuera;
que contara sus bondades: de su sombra,
de sus aguas, su verde, su tienda.

El cóndor dijo que no conocía mucha gente,
que haría lo que pudiese.
Al poco tiempo, regresó junto a unos pocos amigos:
unos verdaderos bandidos, sin alma parece.

Y dijeron los buitres y hienas, amigos del cóndor:
“este es un buen lugar para ocultarnos de los unicornios.
Traeremos nuestra carroña aquí
e invitaremos a bailar a más amigos, los demonios”.

Por ese tiempo, los avellanos y palmeras
comenzaron a fructificar y a dar mucho jugo.
El Oasis pensó que eran tiempos fabulosos,
tenía amigos para compartir sus preciados frutos.

Pero nada sabía el Oasis lo que es la vida.

En su inocencia, no previó las consecuencias
de entregarse en los brazos de los carroñeros,
pues estos no supieron aprovechar
las bondades multicolores de ese húmedo suelo.



 Los buitres, las hienas, el cóndor y los demonios
saquearon al Oasis, bebiendo su saliva,
secando su verde, su rojo y su naranja,
dejando una maloliente carroña que muy de a poco se iba.

Muchas temporadas estuvo seco el Oasis.
Triste y decepcionado, hizo que la caliza
se convirtiera en muralla,
y la sal de a poco borró su otrora brillante sonrisa.

Y hoy ahí está.
Los avellanos se derraman otra vez en su arena,
y los dátiles son bebidos por el aire seco
de un desierto que envolvió su tienda.

Todo ese gran cariño que tenía para dar
desapareció bajo sales oscuras;
toda la pasión de sus chilcos y la alegría de
sus caléndulas, por un mal recuerdo están ocultas.

Todo eso está aún ahí. La frescura de su agua
y su sombra, la suavidad de su arena morena,
todo su amor, todos sus abrazos, la fuerza de su caliza,
nuevamente, en una dura espera.

 
 
Pero ya no confía en nadie.
Ha visto pasar mariposas y golondrinas,
leones, caballos, bueyes y liebres;
de todos oculta su tierna mirada expresiva y aún viva.

Pero hace poco observó en el horizonte
una manada de blancos y hermosos unicornios:
los enemigos de los carroñeros, pensó.
Y deseó volver a mirar a otro a los ojos.



Ordenó entonces a las murallas caer.

Y allí, entre palmeras, agua, ruinas y restos de
carroña aún, en medio de un seco desierto,
con la ansiedad de un hambriento,
a esa manada de unicornios, espero.




Dedicado a una semana en Dichato y Tomé, junto a personas muy especiales y agradables

** ESTE POEMA TAMBIÉN ESTÁ PRESENTE EN LA OBRA 'CUADERNO ABIERTO' LA CUAL PARTICIPARÁ EN EL CONCURSO DE POESÍA JUVENIL 'ARTHUR RIMBAUD'. TANTO COMO LA OBRA Y EL POEMA, ESTE BLOG ES DE EXCLUSIVA AUTORÍA DE roque atreides. **