domingo, 22 de enero de 2012

Ojalá el cielo fuera plausible

plausible: Atendible, admisible, recomendable


Ojalá el cielo fuera plausible,
modelable, sin cristales ni metales en sus calles;
sin tanto celeste, ni luminosas huestes de santos enjoyados de jade,
sin incertidumbres, 
con las gruesas y livianas vanalidades de la vida diaria,
los ordinarios placeres que te hacen sujetarte aún
de este salvaje y bipolar potro:
algunos le llaman 'vida'.

Si. Paraíso sólo podría llamarse un Edén rectangular
de pasto natural; 
un lugar donde las pasiones se transformen en un eterno correr y gritar
y los balones a chutar sean cometas de fuego,
y los postes sean tres pilares de oro con diamantes encrustados,
autografiados por los más grandes de la historia.
Con fair-play innato, y con las estrellas como los fanáticos,
esos que cantan sin descanso, que saltan y brillan como copas

Y no sólo allí pasaría los días eternos.
Me encantaría encontrarme con enormes bibliotecas multimedias,
llenos con los archivos de angélicos cronistas,
desde el Big-bang hasta el apocalipsis final,
la historia, y todas las medidas que la infinita sabiduría creó
en su afán arquitectónico;
los pilares y los extremos angulares del universo,
y de la humanidad original, antes de su hydiana mutación.

Pero el soccer y la biblioteca no serían nada si no hay rock.
Sin cuerdas ni distorsiones, sin estrambóticos gritos; 
estridentes y armoniosos relámpagos de luces expelidos hacia 
los intersticios fríos sin el sol de la salvación.
Allí, con tanto espacio, los ecos surcarían los océanos, 
conmoviendo los antiguos cimientos de la caverna sideral,
provocando a los primeros soles a mover sus aún doradas cabelleras,
y con el envolvente twist, hasta Dios mismo movería sus caderas.

Nada puede ser llamado dulce cielo sin el amargor del lúpulo;
nada puede ser brillante si no hay cada día espumantes crepúsculos;
nada puede ser sagrado si el sudor no chorrea por la frente,
lo cual a veces suele ser delicioso y refrescante.
Si no tenemos astros nocturnos que ver y disfrutar,
si se acaba la posibilidad del cine y la poesía, 
y las poéticas y plateadas nubes invernales dejaran de mojar,
todo en ese mundo sería demoníaca decadencia, pura charlatanería.  

Y además, no puedo imaginarme un paraíso
con ritualescas objetividades, sin debate ninguno,
en donde todo esté ya aceptado y la discusión y la pasión 
condenadas al infierno hayan partido.
¡Con los odiosos fundamentalismos y ortodoxias!
Con las absurdas banderas del fascismo;
ora rojas, ora amarillas: ni izquierdas ni derechas fanáticas y armadas
amantes de la fantasía del poder y del satánico dinero.

Aunque el dolor y la miseria se suponen obvias 
fuera de la nueva tierra, 
así como cualquier atisbo de odio y envidia,
es mejor asegurarse y soñar
y construir amor en todos y cada uno de sus rincones;
y en sus murallas garabatear alegría,
y de sus límites sacar las alambradas y dejar inconclusiones:
la felicidad estará en el continuar construyendo paraísos...

Y Cerros. Grandes y sinuosos cerros llenos de bosques de colores,
sustanciosos, tropicales y fértiles
cercanos a playas esmeraldas y a valles rubíes.
Cerros vigilantes, unidos a los cielos zafiros profundos,
gratamente inexplicables, 
pero humildes y amigables a todos los que 
plantados y regados en la tierra del Señor
podrán llamar a este paraíso, Hogar. 


Ojalá el cielo fuera plausible.
Pero por cierto, mejor fuera
que lo transformable sea esta tierra,
este presente tan lleno de divinos placeres
y tan compulsivo, lleno también de horribles cadenas
Ojalá el cielo sea como yo quiera.
Ojalá el cielo fuese greda
dispuesta a tomar forma según mis exóticas fantasías.


Sea como sea,
incertidumbre es la palabra clave.
¿Fe? Tal vez.
                                  Pero por nada del mundo
renunciaré a mis fantasías.
Esas que me hacen remar hacia nuevas rocas,
en busca de un Hogar, un paraíso.



** ESTE POEMA TAMBIÉN ESTÁ PRESENTE EN LA OBRA 'CUADERNO ABIERTO' LA CUAL PARTICIPARÁ EN EL CONCURSO DE POESÍA JUVENIL 'ARTHUR RIMBAUD'. TANTO COMO LA OBRA Y EL POEMA, ESTE BLOG ES DE EXCLUSIVA AUTORÍA DE roque atreides. **


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