viernes, 17 de abril de 2009

INSUME: ADICTOS AL PLÁSTICO. UNA REFLEXIÓN SOBRE LA COLUSIÓN

"Cuidense de toda avaricia porque la vida no consiste en poseer muchas cosas"
Jesús

En esta oportunidad, quiero reflexionar acerca del hecho visible, que detonó hace unas semanas luego de una "negociación". La colusión de farmacias en el precio de los medicamentos.

Para la mayoría sino para todos, resulta un hecho repudiable, que provoca el odio de las masas ya enfurecidas por el alza generalizada en el costo de la vida. Los millones y millones de pesos que 'nos han robado' se suman a los millones y millones que ya 'nos han sacado' con otras alzas. El deseo de retribución y justicia - que esconden en realidad el deseo de venganza - ya se ha posesionado de una gran parte de la sociedad chilena.

Hay ciertas cosas que son necesarias de destacar antes de aclarar el concepto 'insume'. Cosas como la sorpresa que de todas maneras me causa la sorpresa del mundo social y político chileno. Como si en realidad, la situación no era visible. Por supuesto que era visible antes de la explosión generalizada, por supuesto que todos lo sospechábamos, pero no se hizo frente antes porque supuestamente no habían pruebas, pero además porque el ser humano es social y como seres sociales estamos obligados a confiar en los demás. Confíamos ciegamente que no hay robo, que no hay estafa ni colusiones, porque si nos ponemos a sospechar y a desconfiar, caeríamos en una paranoia social y un estado de enfermedad y delirios de persecución nítidamente enfermizos.

Tal es la realidad cotidiana. Porque no solo es claro ver a las farmacias coludidas; qué pasa con los supermercados, las multitiendas, las compañías de telecomunicación, las panaderías, las empresas de transporte, los abogados, las universidades, los médicos, las bencineras; etcétera, etc. Pero estamos obligados a confiar, a creer en nuestros prójimos, en su buena fe. Porque solos no sobreviviríamos. No podemos estar buscando la colusión, el robo y la estafa en todo el mundo, porque aún nosotros mismos somos capaces de caer e iniciar una colusión, un robo, una estafa.

Otra cosa es el poder que genera el tener la capacidad de sanar, a través de los medicamentos y químicos. Los 'curanderos' de hoy (laboratorios y farmacias) tienen el poder para crear sanidad y distribuirlas. Pero como se trata de poder, este tarde o temprano corrompe. Y lo hizo, lo hará y lo está haciendo ya. Como ese poder está en sus manos, tienen la capacidad de decidir qué hacer, cómo distribuir sus creaciones, cómo ser retribuido y tributado. Y pasa lo mismo con todos los tipos de poder. La bencina, la energía eléctrica, el agua, los alimentos, los servicios y muchas cosas más están en una constante ir y venir entre las decisiones que toman quienes tienen tal poder en sus manos. La ética y la moral serían aquellos reguladores para decisiones que podemos llamar 'limpias' y la ambición y avaricia quienes determinan las decisiones sucias. Todos y cada uno de los sujetos que poseen algún tipo de poder en sus manos, transitan en ese campo de posibilidades de hacerse ricos con ese poder, es decir, perversos y malvados, o volverse héroes, éticos y defensores de pobres (en términos más que nada metafóricos).

En cuanto a las causas subyacentes a este hecho específico (la colusión de farmacias), creo que mucho se ha hablado del sistema capitalista, que está en crisis, que va a caer, etc, etc. No me detendré en esta causa exáctamente por el manoseo y por la cantidad de veces que se puede leer una crítica similar al sistema en otros muchos lugares. Pero si quiero detenerme en una causa que permite la colusión por un lado y por otro, permite la continuación de esta a través del tiempo. Es la dependencia. Pero no me refiero sólo a la dependencia a los medicamentos en este caso, sino más bien a la dependencia del consumo y a la dependencia a una forma de lograr el consumo más allá de nuestras fuerzas productivas. Me refiero a esa necesidad adictiva que nos lleva a comprar aún cuando no necesitemos nada.

Es así como he forjado el termino insume, como un concepto irrisorio, formado por in- que vendría de la palabra inhalar, en el sentido drogadicto de la palabra - y por sume- las sílabas finales de la palabra consume. De esta manera, insume significa la adicción por consumir. Pero no al consumo de cualquier tipo. Se trata de una plásticodependencia; es decir, a la dependencia del plástico (Tarjetas de crédito, exáctamente). Es esta la que permite e inside en el círculo vicioso de seguir comprando, aún a pesar de la colusión y la estafa.

Durante estas últimas semanas se han dado diversas 'funas' a las farmacias. Quienes las organizan, hacen un llamado a no comprar ni ingresar a los locales. Pero, ¿Se han dado los resultados esperados? ¿Han conseguido que la gente no ingrese a ellos? Me parece que no, pues la gente no tiene más opción para adquirir medicamentos que usar las tarjetas de crédito para comprar. Porque no hay suficiente cash en los bolsillos, no hay líquido o papel moneda tangible para comprar. Hacemos uso de ese símbolismo, canjeando y posponiendo el pago para cuando si tengamos. Es una dependencia: es más fácil, más conveniente, pero muy adictivo. Es un círculo vicioso que no se detiene ante los frágiles deseos de parar y dejar el 'vicio'.

Obviamente este fenómeno de la falta de liquidez se circunscribe a la crisis económica que viene desde mucho antes que el hecho actual que vemos por las noticias. La inflación, el aumento del costo de la vida, las alzas y el estanco de los sueldos son factores explicativos de esta falta de liquidez. Pero además, hay factores de tipo simbólico y cultural necesarios para una mejor comprensión de este fenómeno. El aumento de las tecnologías y las agresivas campañas publicitarias que nos llevan a creer en íconos y modelos de familia y estilos de vida ideales nos han llevado por un camino de consumismo exhacerbado, todo para alcanzar algún estatus o prestigio dentro de nuestro círculo íntimo de conocidos. La búsqueda de ser algo más; y que ese algo más se refleje en la materialidad de lo que tengamos me parece un absurdo y una confusión de los valores más importantes que deberíamos tener, como la solidaridad, el amor, la amistad, etc. La Biblia dice: cuídense de toda avaricia, porque la vida no consiste en poseer muchas cosas. La pregunta frente a esto es ¿En qué consiste la vida? y eso es una pregunta que a todos nos supera, pero cuya respuesta está en nuestras decisiones acerca del estilo de vida que deseamos vivir. Es decir, está en la experiencia y en la empiricidad de la vida.



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