lunes, 12 de mayo de 2014

La Sexualización del Lenguaje y la Hegemonía machista



La Sexualizacion del Lenguaje y la Hegemonía machista

Esta entrada tiene dos tópicos. Uno, refiere a la terminología utilizada para referirse a múltiples ítemes de conversación y qucuyo origen (de la terminología) esta basado en referencias genitales (como el 'pico', la 'raja', u otras referidas al coito). El segundo, es una discusión de género y hegemonía cultural que se reproduce a través del lenguaje en general y a través de la sexualización del lenguaje en especial.

Como se sabe, el lenguaje de un pueblo no sólo es un instrumento de comunicación, sino que un cúmulo de cultura, significación, transmisión y reproducción sociocultural. Por tanto, no hablo sólo de un proceso de metaforización desde el sexo o los genitales hacia la vida social, sino de un proceso de profundización del modelo falocéntrico, machista y hasta ahora dominante en la sociedad occidental (al menos).

I. Terminología

Quién no ha oído las frases "cabro culiao", "toy pal pico", "mala/media raja", "pico conchetumadre", etc. Todas, frases relacionadas con el sexo pero referidas a múltiples situaciones y contextos sociales. De aquí se desprenden puntos como temática de conversación y contextualidad.


En términos de cantidad de temas abordados por todos los estratos etarios (desde los niños, la juventud, adultos y mayores), aunque especialmente por la juventud "popular" (que es el estrato que más conozco), me da la impresión que  aquello que se refiere a la sexualidad parece sobreabundar en sus conversaciones, por sobre cualquier otro tema. 

El punto que me parece más interesante, es la contextualidad de este tipo de lenguaje. Me refiero a que en sí mismas, como signos aislados, tienden a reconocerse o representarse como insultos. No obstante, dependiendo del tipo de relación que exista en los interlocutores, estos pueden convertirse en formas de expresar sorpresa, satisfacción, ironía y humor, admiración, negación, etc. Obviamente, en determinadas circunstancias, tales expresiones resultan en insultos provocadores muy violentos. La palabra más usada es la categoría "culeado" (culiao, para que se entienda), que proviene del verbo culear, es decir, realizar el acto sexual. Pero la connotación es más bien negativa, e indica que el sujeto "culeado" es el sujeto pasivo que recibe el miembro masculino a través de la penetración, que en la práctica lo transforma de sujeto en objeto.

Sin embargo, pese a esa connotación más bien negativo, he oído la frase para indicar sorpresa (oh, culiao, la media huevá); admiración e incluso como sinónimo de genialidad (oh, las zapatillas culiás bacanes). Es un adjetivo ambiguo, pues también indica inutilidad (puta el computador culiao, ya se quedó pegado). En definitiva, es una palabra de gran carga emocional pero de alguna manera neutra, que se nutre del carácter de la situación que el emisor vive. Misma situación pasa con la palabra "raja" o "huevón" y con casi todos los llamados garabatos. En sí mismas, cada una expresa una gran liberación de energía social, la cual toma su violencia gracias al carácter de tabú que cada una de ellas tiene. 

II. La sexualización y la hegemonía

Pese a que resulta obvio, hay que destacar que en este tipo de lenguaje domina la conceptualización del genital masculino como categoría organizadora de las metáforas. La mayoría de estas nociones implican la penetración, en especial, en uno de los garabatos más comunes y con mayor cantidad de articulaciones, tal como "cualio". Como mencioné anteriormente, la palabra más usada en sus distintas variantes, parece ser la categoría "culeado", que refiere directamente a la realización del acto sexual. La connotación indica a dos sujetos, un sujeto penetrador y al sujeto "culeado", el cual es el sujeto pasivo que recibe el miembro masculino a través de la penetración, que en la práctica lo transforma de sujeto en objeto.

La transformación de las personas en objetos es típica de, al menos, esta sociedad occidental. La vida se ha mercantilizado, las personas y los derechos más básicos están sujetos a valores económicos transables y no es inusual conocer casos en que terminamos siendo objetos del capital, mercancías y hasta obstáculos en el desarrollo y el progreso. El caso más dramático se visualiza en la violencia de género, fenómeno a través del cual nuestros cuerpos se transforman, ya sea en el pene o en el objeto donde ese pene se puede introducir. Lo peor es que se asume - de manera inconciente quizá - que ser el objeto pasivo que recibe al pene "merece estar" o peor aún "naturalmente está" en una situación de inferioridad social, consagrando a la mujer (y al homosexual y al transgénero) a un estado de dominación social-político-cultural-económico.

III. Conclusión.

Me da la impresión que nuestra sociedad no sólo padece de un machismo crónico, sino de un severo problema de pervertidismo. Las relaciones entre géneros distintos, entre hombres y mujeres, son en general mediadas por la posibilidad sexual. El frenesí por el placer, quizá en algún tiempo sinónimo de rebeldía y de un carácter contestatario a la sociedad puritana, se ha convertido en un hábito que ha permitido profundizar fenómenos (y realidades) como la sexualización del lenguaje, la hegemonía machista, o la pornografización de las relaciones humanas entre géneros. 



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